9 Calidez

+Punto de vista de Schneider+


—Bueno y… ¿no me vas a contar nada de ese sueño?-me dijo Richard en voz baja, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura.
Se me pusieron todos los pelos de punta y otra vez me costaba respirar con normalidad. Sentir el calor de sus brazos y su aliento contra mi cuello… ¡dios! ¿Cómo habíamos llegado a eso? Nunca pensé en esa posibilidad, en que él me correspondiera en lugar de largarse o enfadarse… ¿Seguro que no era otro sueño?

—No es nada… no importa…-traté de hacerle olvidar el tema, por qué tuve que soltarle lo de los sueños. Qué vergüenza…

—Venga, cuéntamelo.-se quejó y empujó mi cuello con la nariz, haciendo que se me erizara el vello de la nuca otra vez.

—Te vas a reír.

—Que no, te lo prometo.

Lo pensé uno o dos segundos más antes de responder.

—De acuerdo…-sonreí nervioso y después respiré hondamente. Richard apoyó la barbilla en mi hombro, a la espera.- ¿Recuerdas la noche en la que me diste el masaje en las manos?

—Sí, cuando te ayudé con la canción.-noté que sonrió.

—Bueno, pues… yo soñé con ese momento esa misma noche, cuando me fui a dormir.-me preguntaba si me estaría prestando atención realmente.- Sólo que… fue algo distinto a lo que pasó en realidad… Me acariciaste la cara.-en ese momento, me abrazó aún más fuerte y mi espalda estaba contra su estómago ahora. Dios… él emitía tanto calor.- Tú,-puse mis manos sobre sus brazos.- me dijiste que era guapo.-sonreí tímidamente.- Recuerdo que… me sentí muy confundido después de oír eso.

—Pero eso es cierto, lo eres.-sentí sus labios rozando mi cuello. Joder… sólo con eso pensé que iba a derretirme en cualquier momento.

—Entonces, te acercaste a mí…-mi corazón empezó a latir más rápido.- Nuestros labios se encontraron…-él se quedó quieto y en silencio.- Nuestros dedos se entrelazaron…-Richard buscó con sus manos las mías y unió nuestros dedos como en mi sueño. Tuve la sensación de que mi corazón se paró por un momento.- Esperaste hasta que yo estuviera listo y nos besamos con lengua… Yo no sabía qué pensar mientras eso ocurría.-Richard siguió en silencio. ¡Vaya! Así que realmente me estaba escuchando, por lo tanto, seguí hablando.- Me abrazaste y yo apoyé la cabeza en tu hombro… Tú… volviste a apoderarte de mí… no con fuerza porque yo no me resistí. Luego… me besaste el cuello y… me desperté.

—¿Cómo lo hacía?-me susurró al oído. Levanté una mano y la coloqué por encima de la clavícula. Entonces se rió y me abrazo más fuerte.- Cómo, no dónde.-me acarició la zona dulcemente.

—Lo suficiente bueno como para hacerme gemir… en el buen sentido, me refiero.-sonreí y noté que empecé a temblar de nuevo, sintiendo descargas eléctricas desde mi estómago.

Richard me bajó el cuello de la camisa, dejándome el cuello completamente expuesto y sentí un escalofrío.  

—¿Como…-me agarró por los hombros y me hizo dar la vuelta hacia él. Rápidamente, empezó a besarme el cuello con ternura, exactamente donde le había señalado. Yo sólo intenté mantener la respiración lenta y constante, no esperaba que lo hiciera. Sus manos me sostenían por la espalda y la parte posterior del cuello. En cierto modo, parecía que me estaba degustando, lamiendo mi carne. Aumentó la presión de sus manos, disfrutando de su dominio sobre mí y sus labios se movieron hasta detrás de mi mandíbula. Estuve a punto de gemir en voz alta, pero apreté los dientes y me contuve.- esto?-susurró con una sonrisa, directamente en mi oído.

Mi cerebro volvió a ponerse en marcha y pude hablar de nuevo.  

—Sí…-asentí levemente con la cabeza, todavía tratando de recuperar el aliento.- justo así…

Richard volvió a lamer mi cuello y bajó hasta la clavícula. Mi corazón volvió a ir más deprisa en consecuencia. Pensé que todo lo sucedido había merecido la pena, sólo por estar viviendo ese momento. Mientras tanto, Richard continuó besando mi cuello y mi respiración se volvió más profunda. Al principio, me entraron ganas de volver a llorar porque no podía creer que estuviera disfrutando tanto de lo que él me estaba haciendo. El tacto de sus dedos en mi piel, nuestros cuerpos frotándose…

De repente, sentí frío en el cuello. ¡Maldita sea! ¿Por qué se detuvo?
Abrí los ojos entonces. Traté de acercarme de nuevo a él, quería más, pero

Richard me retuvo con firmeza, mirándome a los ojos seriamente.

—¿Estás seguro de que esto… es lo que quieres?-yo iba a asentir rápidamente en respuesta, pero su mirada me decía que pensara realmente en ello, en todas las consecuencias, en mis verdaderos sentimientos. ¿Amaba a Richard realmente?  
Desvié la vista por un momento, pensando.

—Nadie puede enterarse… ¿verdad?

Él negó con la cabeza lentamente. Bueno… sólo sería actuar en público, fingir que no estábamos juntos… sólo podríamos estarlo en los descansos, algunas noches… No seríamos una pareja como las demás, nosotros tendríamos que reprimirnos constantemente. Si el resto del grupo se enterara, ¿qué pasaría? ¿Sería el fin?

¿Eso es lo que quería?

Tomé una respiración profunda y me decidí.

—Sí.-le miré a los ojos, seguro de mi afirmación. ¿Amaba a Richard Kruspe? En aquel momento hubiera contestado "sí, ahora estoy seguro de que lo amo".

El cuerpo de Richard se relajó ante mi respuesta y me sonrió de nuevo.

¿Significaba eso que él también me quería?

Y entonces fue allí, en mi balcón, bajo la luz de la luna, cuando Richard me besó. Durante el silencio de la noche, me sostuvo fuertemente en sus brazos. Nunca pensé que estaría así con aquel hombre… el mismo que gruñía como un animal salvaje al micrófono y jugaba con lanzallamas… y el mismo con el que yo soñaba en secreto por las noches.

—¿Y tú?-le pregunté cuando separamos nuestros labios. Apoyé la cabeza contra su cuello mientras esperaba su respuesta. Su ritmo cardíaco era apenas un suave tamborileo contra mi mejilla.

Richard sonrió levemente, casi tímidamente, por raro que pareciera. Cerré los ojos, escuchando su ritmo interior.

—¿Me creerías si te dijera que... te he querido siempre?-respiró contra mi hombro lentamente. La respuesta me dejó confundido y lo aparté un poco para poder mirarle a los ojos.

—¿Qué quieres decir con eso?

+Punto de vista de Richard+


Supongo que por fin salió a la luz mi pequeño secreto. Sí, sentía algo por el chico desde hacía ya tiempo, ¿para qué negarlo? Más o menos desde los años de Sehnsucht. Aunque, durante la gira… ya tenía una especie de relación, llamémoslo así, con otro hombre. Yo no soy gay, me gustan las mujeres, mucho de hecho. Pero creo que soy bi… aunque sólo he tenido sentimientos reales por el hombre que ahora tenía entre mis brazos. Christoph Schneider era el único hombre al que yo había amado en mi vida… en secreto, durante muchos años. Y por fin me correspondía.

Su piel estaba tan fría como el hielo que representaba el color de sus ojos. Realmente me gustaban sus ojos azules. Él siguió esperando mi respuesta, descansando en mi hombro y con una mano sobre mi pecho.  

—Ven aquí.-suavemente le di la vuelta y él no se opuso. Me senté contra la pared y Schneider se sentó entre mis piernas. Con mis brazos, le rodeé de nuevo por la cintura. Cuando se acomodó contra mí, intenté contárselo, pero no me salían las palabras adecuadas… creo que no estaba preparado para ello aún. Schneider siguió en silencio, aferrado a mis brazos.

—Estuviste con Till, ¿no es así?-me preguntó calmadamente. Se me olvidaba que también era muy inteligente. Descansé mi cabeza contra la pared.

—Sí…-de acuerdo, me pilló.- Till y yo teníamos… mmm… algo. Pero no duró demasiado y pasó hace ya mucho tiempo. Lo dejamos por el bien de la banda.

—Pero… te casaste con una mujer…-giró la cabeza para mirarme con un solo ojo, el otro lo tapaba el flequillo.

—Sí, me casé…-intenté explicárselo de otro modo pero empecé a pensar que no serviría de mucho.

—¿Y entonces por qué has dicho que me querías desde siempre?-se inclinó más cerca y no lo pude resistir más, antes de que él hablara de nuevo, lo besé en los labios. Para mi sorpresa, no se alejó, en su lugar, me devolvió el beso con gusto. Pensé que se habría molestado, pero comprobé que no. Lo tomé por los laterales de la cara y lo llevé más próximo a mí. Mis manos pasaron a su espalda para luego subir y enredar mis dedos con su pelo. Era tan suave…

+Punto de vista de Schneider+


Aún no podía creer que estuviéramos así. Juntos, abrazados… Y todavía no podía dejar de darle vueltas a todo. Me quería desde siempre… pero estuvo con Till y se casó con una mujer… Nada tenía sentido para mí, pero no era la primera vez que pensaba en que no entendía a Richard.

Pero lo más importante entonces era el presente.

Richard presionó sus labios contra los míos una vez más y ambos abrimos la boca. Nuestras lenguas calientes juguetearon en mi boca. Pensé en que no debería gustarme tanto… pero la sensación que me producía besarlo era increíblemente placentera. Mis dedos tocaron su mandíbula y los de él me acariciaban el cuello.
Por favor, por favor… ojalá nunca dejara de besarme como entonces. Notaba que mi cara se estaba calentando cada vez más y más… Pero por mucho que no quisiera, terminamos por romper el beso. Entonces nos miramos a los ojos una vez más mientras seguíamos abrazados.

Richard movió una pierna y me envolvió con ella con cuidado. Nuestras caderas ahora estaban en contacto y podía ver la amplitud de su pecho. Me dejé caer de nuevo sobre él, ¡dios! Realmente desprendía mucho calor… Y, de nuevo, podía oír su corazón rugir contra mi mejilla.  

La brisa fría de la noche nos azotaba, pero traté de ignorar el frío.
Richard tomó el cuello de mi camisa y desabrochó algunos botones, dejando al descubierto más de mi pecho y el hombro. Ahora tenía más frío, me estremecí, pero intenté seguir ignorándolo, sólo quería seguir allí, con él, y nada tenía que estropearlo.  

—¿Puedo?-me preguntó en tono juguetón.

—Sí…-era obvio, ¿no? Asentí mientras volvía a cerrar los ojos. Richard me atrajo por la camisa y sus labios me besaron el pecho. Eché la cabeza hacia atrás, extasiado totalmente cuando me lamió y mordisqueó el pezón.

Envolví los brazos alrededor de su cuello y jugueteé con el lóbulo de su oreja con mi lengua hasta que el metal de su pendiente estuvo cálido. Él siguió bajando por mi pecho, recorriéndolo con su lengua mientras yo empecé a gemir suavemente, directamente en su oído. Llegó hasta mi costilla inferior y arqueé la espalda.

Se estaba haciendo difícil hacerlo en el suelo, frío y duro.

—¿Vamos a dentro?-me preguntó y yo asentí. Sabía que podía leer la mente. Lo miré por un momento, sintiendo que me ponía colorado. ¿Significaba eso que íbamos a…?-
¿Y bien?

¡Oh! Se me olvidó que estaba sentado sobre él. Me levanté rápidamente y me dirigí a la puerta. Cuando volví la vista, Richard ya se había puesto en pie, pero miraba hacia otro lado.

Lo sacudí un poco por el hombro.

—Oh, perdona… Me pareció ver algo.-él de nuevo me sonrió y me cogió de la mano, pero yo sólo lo miré con el ceño fruncido… ¿es que alguien nos había visto? Él me acarició entonces la cara con dulzura.- Relájate, ¿vale?

Juntos entramos de nuevo en mi habitación y yo miré los músculos de sus brazos.
Me preguntaba si esas manos y esos brazos serían tan fuertes como parecían. Y… si era verdad que estuvo con Till… me costaba imaginar eso, ¿cuál de los dos sería…? Bah, ¿por qué siempre tenía que darle vueltas a todo? ¿Qué más daba eso?

Richard me agarró rápidamente y me empujó hacia atrás. Caí sobre la cama.

¡Maldita sea! Sí que tenía fuerza. Entonces gateó por la cama hasta ponerse sobre mí. Yo, bocarriba, me arrastré hacia atrás, huyendo en broma de él, hasta que topé con el cabecero de la cama y me pilló de nuevo.

Creo que yo debería haber mostrado algún tipo de acto dominante, para algo era baterista, pero para cuando me quise dar cuenta, me tenía las muñecas aprisionadas contra el colchón y pude ver la luna desde la ventana, sobre los fuertes hombros de Richard, que iluminaba nuestros cuerpos con un resplandor azul.

Nos besamos otra vez y volví de nuevo a estar en las nubes. El beso fue largo e intenso, y después de lo que pareció una hora, Richard se separó para ir a por mi cuello. Me abracé a sus hombros y, según los movimientos de su lengua, arqueaba la espalda, de  este modo nuestros pechos se frotaban el uno con el otro. Era como si tuviéramos un ritmo a conjunto, como en los conciertos. Él se movía entre mis piernas, sobre mí… ¡Dios! Comenzó a lamerme el interior del oído.

Cerré los ojos, extasiado de nuevo. Quería hacerle lo mismo a él, hacerle sentir tan… adorado.

+Punto de vista de Richard+


Los dedos de Schneider empiezan a subir por debajo de mi camiseta, acariciándome el estómago con sus dedos talentosos. Eso me hizo mordisquear más su oreja.

¡Vamos! Quería oírlo gritar… que gimiera, que me pidiese más… Eso era todo lo que quería. Pero permaneció en silencio, aunque su respiración era cada vez más desigual, más rápida y entrecortada. A él le costaba tomar la iniciativa, supongo que aún estaba demasiado cortado conmigo y por lo que estábamos haciendo a escondidas de los demás. Quizá estuviéramos yendo demasiado rápido, pero estuve esperando esto muchos años como para ir despacio ahora.

—¿Quieres más?-le murmuré al oído, mi deseo era cada vez más fuerte y él se estremeció debajo de mí y abrió los ojos. Sus ojos azules estaban empañados pero a medida que parpadeaba se volvieron más claros.  

—Sí…-gimió y noté que le resbalaba una pequeña gota de sudor por un lado de la cara. Nunca lo había visto así, tan acalorado y excitado,  y lo mejor es que sólo yo podía disfrutarlo en aquellos momentos.- Por favor…-suspiró por último y no necesité que me lo dijera dos veces. Entre tanto, podía sentir una presión creciente entre mis piernas.

Acaricié los botones de su camisa de nuevo. Él me permitió deshacerlos y después la tiré a un lado de la cama, al suelo, y su torso desnudo me quedó expuesto. Dios… su cuerpo era perfecto… se veía tan atractivo recostado sobre sus codos. Y además… podía notar el bulto de su entrepierna contra la cara interna de mis muslos. Al mismo tiempo, mi erección también golpeaba mis pantalones vaqueros.  

Debía calmarme un poco, todavía no era el momento.

Yo también me quité mi camiseta y Schneider alargó sus brazos para acariciarme el pecho. Él me había visto sin camiseta un montón de veces en los conciertos. Pero esto era diferente, mucho más íntimo. Estábamos solos, sin público… nadie podía interrumpirnos.

Él era mío, todo mío.

+Punto de vista de Schneider+


Mi mente no dejaba de gritarme que lo que estaba haciendo no estaba bien, pero mi cuerpo estaba lleno de lujuria. Mi corazón latía con fuerza bajo mi pecho. ¡Dios!
Me estaba enamorando de Richard… estaba enamorado de él, ahora lo sabía.

Richard me besó de nuevo, pero esta vez de forma más intensa, tomando literalmente mi respiración. Nuestras lenguas lucharon mientras nuestras manos recorrían el cuerpo del otro con urgencia.

No me dejes nunca… nunca.

+Punto de vista de Richard+


Sonrío contra mis labios mientras nos besábamos y me envolvió con una de sus largas piernas.

—Creo que estoy a punto de correrme.-le murmuré. Él se rió y me cogió la cara para besarme otra vez. Pero creo que a él no le hubiera gustado que terminara tan rápido.

La luz de la luna destacaba sus rasgos y se veía jodidamente sexy. Estaba muy excitado y mi boca recorrió su cuerpo hasta llegar al estómago, donde comencé a plantarle besos suaves. Él arqueó las caderas y las presionó contra las mías, dejando escapar un gemido. Aunque apenas podía oírle, disfrutaba cada vez que lo oía. Pasé los dedos por su pelo y él se abrazó a mi cuello, fundiéndonos en otro beso mientras nuestra ingle se frotaba una con la otra. Schneider hacía sonidos extraños y graves, parecía que estaba ronroneando y eso me trajo recuerdos de cuando lo encontré dormido en él suelo. Ahora sí que parecía un gatito.

Me separé y me senté entre sus piernas, levantándolo por la cintura y él me envolvió con las piernas. Luego, masajeé su entrepierna abultada por encima de la tela y él soltó un gemido profundo y su respiración se hizo más agitada.

—No tengas miedo.-le dije en voz baja y él me miró con sus preciosos ojos azules.

—No lo tengo… Es sólo que… me aprietan y duele…-su cara se volvió roja y yo entendí a lo que se refería. Los dos estábamos con los vaqueros puestos y cada vez la presión era más difícil de soportar.

—Yo haré que te sientas mejor.-sonreí de forma pervertida. Schneider se dejó caer en el colchón de nuevo y yo desabroché los botones de su pantalón. Lo miré de nuevo, el pelo le ocultaba el ojo derecho y parte del otro… Se me ocurrió una idea entonces. En lugar de usar los dedos para bajarle la cremallera, lo hice con los dientes.

Él me sonrió, aún más colorado. Me gustaba coquetear como en los sims. Cuando llevé la cremallera al final, su erección saltó fuera ante mis ojos, aunque aún la contenía la tela de su ropa interior. Y la verdad, estaba impresionado por el tamaño… es k esta muy  bien dotao su madre lo a pario bien Schneider sólo suspiró de alivio. Yo, con un movimiento rápido, me desabroché los pantalones, pero sólo para que mi erección dejara de empujar contra la tela dura del vaquero, no quería hacer las cosas tan rápido, él era nuevo en esto, después de todo.  Además, todo sería mucho más bonito si llevábamos el ritmo adecuado.

+Punto de vista de Schneider+


Bien… y después de todas mis dudas y quebraderos de cabeza, allí estaba yo, jadeando en el colchón, retorciéndome de placer y aferrándome a las sábanas mientras Richard estaba entre mis piernas, sentía su lengua caliente a través de mi piel, sosteniéndome en alto desde la cadera. Me agarraba como si fuera a irme a alguna parte. ¿Y dónde iba a estar yo mejor que allí? Con él… el hombre de mis sueños.